Vida, pasión, muerte y resurrección de Las Misteriositas...
Foto: Las Misteriositas (Primera Generación)
La historia de Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia es la historia de un romance, del romance entre Fernando Quinteros y Basilia Andia. Un romance que acabó abruptamente el 21 de febrero de este año, cuando el bus en el que viajaban la agrupación de cholitas de cumbia huayño y sus músicos se accidentó, en el kilómetro 78 de la ruta 15-CH, a la altura de Alto Chusmiza (Iquique, Chile), dejando a ocho de sus ocupantes muertos y a otros dos gravemente heridos. Fallecieron cuatro "misteriositas" y cuatro "forasteros". Quedaron gravemente heridos un forastero y el llamado "cholito" (hombre que baila con las cholitas). Una de las que perecieron fue Basilia Andia. Y uno de los malheridos y, a la postre, sobrevivientes, fue Fernando Quinteros. Ése fue el final de la historia de amor entre ambos. Y debió ser también el fin de Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia, pero no fue así.
En el principio, el misterio
Después del accidente en Chile, que levantó un gran revuelo mediático y otorgó una inédita visibilidad pública a Las Misteriositas y a todo el movimiento de cumbia huayño en el país, no se supo más nada de los dos sobrevivientes: Fernando Quinteros e Isidro Auka Auka. Del primero se dijo que se hallaba muy delicado y del segundo ni eso. No había mayores certidumbres sobre su estado o paradero. Ni siquiera podía darse por seguro que siguieran vivos. Por eso, la experiencia de buscarlos no deja de tener un halo paranormal. Es como buscar a dos hombres que, tras haber burlado a la muerte y haberse hecho tan visibles para los bolivianos, han desaparecido (al menos para los medios). Pero, la verdad, es que Quinteros y Auka Auka no han desparecido ni mucho menos.
A Quinteros lo encontramos en el local Doña Virginia, en la zona de Linde, a unos 500 metros de la avenida que conduce a Tiquipaya. Es un recinto que pertenece a sus padres, donde los parroquianos pueden beber chicha, cerveza y otras bebidas alcohólicas y comer unos jugosos sándwiches de enrollado. Montado sobre un precario tinglado, el local, que alterna sin mayores reparos canciones de Brindis y Scorpions, esconde en su parte posterior una vivienda de dos plantas a medio construir, donde el músico vive actualmente.
Para alguien del que se dijo que se "debatía entre la vida y la muerte", Quinteros luce muy bien. Moreno y de mediana estatura, viste un jean holgado y descolorido, una polera negra con figuras náuticas y unos zapatos deportivos también oscuros; una pinta que disimula ligeramente su edad: 31 años. Sin más preámbulos, y algo incómodo por el apremio de la grabadora, empieza a contar la historia de Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia, la historia de amor entre él y Basilia. "Basilia y yo nos conocimos en un concierto que yo daba junto a la agrupación Félidos, en el local Valluno", recuerda. "Ella era mi fan".
Es que Fernando viene de una larga tradición de músicos en la familia. Sus tíos eran parte del conocido grupo Púrpura, así que en su juventud no le resultó para nada extraño el aprender a tocar el bajo y empezar a ganarse la vida haciendo música tropical. Su paso por los Félidos y los Euros la llevó a conocer a Basilia, una joven nacida de Toro Toro (Norte de Potosí), pero afincada en el Trópico de Cochabamba, que lo fue siguiendo cual "groupie", lo sedujo y hasta lo convenció de formar un grupo propio entre ambos, pero esto último no con la facilidad con que lo sedujo. "Me insistía para que me saliera del grupo para que ambos formemos otro, pero yo no lo hacía mucho caso", confiesa.
Pero, aunque el proyecto musical compartido no prosperó de buenas a primeras, Basilia sí se vinculó al movimiento musical tropical gracias a Fernando, que la inició en el canto y el baile. Ella se unió al grupo Las Sabrositas, que comenzó a cosechar éxitos en los circuitos de cumbia-huayño de Cochabamba. Sin embargo, diferencias entre ella y el promotor del grupo la llevaron a alejarse del mismo, lo que molestó a Fernando y acabó persuadiéndolo de organizar un grupo aparte junto con Basilia. "A mí me daba rabia y renegaba, por eso, misteriosamente, de un día para el otro, hemos formado Las Misteriositas", aclara. "El grupo no tenía que existir, no tenía que haber Las Misteriositas, por eso, misteriosamente, hemos aparecido, de ahí el nombre".
Despejado el "misterio" en torno al nombre de la agrupación de las cholitas, le consultamos sobre el origen del apelativo de los músicos que las acompañaban, los Forasteros de Bolivia. "Los forasteros vienen por el baterista (Grover Chávez, fallecido en el accidente), a él le gustaba mucho la canción "Forastero" (http://www.youtube.com/watch?v=_ABSf9oSXv4), entonces, como sonaba bien, los Forasteros de Bolivia nos hemos puesto", precisa. "Él (Chávez) era de Aiquile pero vivía aquí, entonces también por eso se sentía como un forastero".
Chávez, el resto de los músicos y de las cholitas fueron reclutados por Quinteros y Andia, que los conocían de los circuitos de la música tropical en Cochabamba y los convencieron de emprender un nuevo proyecto musical. Tal fue el compromiso de Fernando con el proyecto que no dudó en vender su auto deportivo e invertir el dinero de la transacción en la compra de instrumentos, equipos e indumentarias. Así, de la rabia por la marginación de Basilia de Las Sabrositas y del dinero resultante de la venta de su automóvil, nacieron Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia.
El auge y la caída
La experiencia de Fernando, el empuje de Basilia y el encanto de Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia les permitieron ganar rápidamente espacio en el movimiento musical de cumbia huayño. Poco a poco fueron siendo requeridos para fiestas particulares y presentaciones en locales urbanos y ferias rurales. Y no mucho después empezaron a salir de Cochabamba, principalmente a Santa Cruz, donde eran muy populares. Sin embargo, si hubo una región en la que se sintieron especialmente bienvenidos y exitosos, ésa fue el Trópico de Cochabamba. Se presentaban en fiestas en Villa Tunari, Shinahota y Chimoré, concitando gran atención y ganando visibilidad.
No por nada Fernando encuentra uno de los momentos culminantes de la carrera musical de la agrupación a cuando tuvieron oportunidad de brindar un recital para el mismísimo presidente Evo Morales. "Tocamos para el Presidente, para la clausura de los Juegos Plurinacionales en Villa Tunari, en el año 2009", rememora con indisimulado orgullo. "El presidente era fanático de nosotros. Sólo nosotros fuimos invitados y tocamos cinco canciones".
Para Fernando, lo que le gustaba al Primer Mandatario, como a otros tantos seguidores del grupo, era el estilo distintivo del grupo. "Nuestro estilo se distingue por dos características: uno es el sonido y otro es el ritmo zapateo", explica, a tiempo de añadir que la factura de su sonido se debe a la calidad de los instrumentos y equipos que emplean. Y en cuanto al zapateo, dice que echan mano de dos estilos: "El zapateo tipo orquestas y el zapateo cumbia huayños que tenemos con teclado, acordeón, saxo y batería".
Con este sello distintivo siguieron y afianzaron su exitosa senda durante 2010. Y a principios de 2011 les llegó, por fin, la oportunidad de salir fuera de las fronteras bolivianas. "Nuestro sueño siempre fue salir al exterior y nos llegó una invitación para viajar a Chile", apunta. "Era mi primer viaje al exterior y justo ocurrió el accidente".
No mucho más dice Fernando del siniestro en el que perdieron la vida Basilia (con quien, para entonces, ya convivía) y otros siete integrantes de la banda. A lo sumo, se permite un chascarrillo de humor negro cuando aparece en el local Isidro Auka Auka, el otro sobreviviente. Sin que lo escuche, nos dice, entre risas, que, aunque quedó "cojito" tras el accidente, con el traje de "cholito" y arriba del escenario, no hay cojera que le impida a Isidro bailar con las cholitas. (No será la última broma que deslice en torno a su compañero, a quien más adelante identificará como "el cholito más caro de Bolivia; no toma ni chicha ni cerveza, le gusta tomar whisky").
El misterio vuelve
Antes que del accidente y de la muerte de Basilia y sus demás compañeros, Fernando prefiere hablar del presente y futuro de Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia. Porque, contrario a lo que la mayoría supone, la fatalidad del 21 de febrero pasado no acabó con el proyecto que Basilia y él emprendieron en 2009. El grupo ya lleva más de tres meses tocando y grabando de nuevo. El bajista asegura que no ha sido fácil relanzar la banda. El accidente acabó no sólo con la mayor parte de sus integrantes, sino también con sus instrumentos y equipos. Por eso ha sido determinante el apoyo que ha recibido de varios "padrinos", que le han ayudado a recomponer la agrupación. Ha encontrado nuevos músicos y ha conseguido nuevos instrumentos y equipos. Los únicos que quedan de la formación anterior son Isidro Auka Auka y él. "En principio, los familiares de los que han fallecido estaban bien molestos por la reagrupación, por el dolor sobre todo", reconoce. "Pero yo me he levantado porque los sueños no se quedan atrás, ése es mi nuevo lema".
Fernando cree que así también pensaba Basilia, la mujer con la que tuvo el romance que dio inicio a la historia de Las Misteriositas y los Forasteros del Bolivia. Alentado por esa certeza, ha conseguido que el grupo empiece a grabar su tercer volumen de canciones y se presente en locales de Cochabamba y de otras ciudades grandes e intermedias, como Montero.
Es más, si la entrevista con él debe terminar, es porque él y los restantes miembros de la agrupación deben ir a alistarse para un concierto que tienen en un par de horas. Será en El Pejerrey, un local que, aunque chico, para Fernando tiene una significancia particular, debido a que fue uno de los recintos en los que Las Misteriositas comenzaron a labrar su fama y éxitos.
Antes de que se marche, le pedimos si nos puede mostrar algunas fotos antiguas del grupo. Sube a su habitación y baja con varios afiches promocionales de Las Misteriositas y los Forasteros de Bolivia, algunos con la formación antigua, otros con la renovada. Incapaces de reconocer a los diferentes integrantes, nos vemos obligados a que él y Auka Auka nos ayuden a identificar a las cholitas y los músicos. Así obtenemos finalmente la imagen de Basilia. Y la escena nos remite, inevitablemente, al fragmento de "Mañana partiré", una de las canciones que, en la voz de ella, supo hacerles tan populares y queridos: "Mañana, mañana partiré, para más nunca regresar… Mañana, mañana partiré, sólo mi foto encontrarás" (http://www.youtube.com/watch?v=PcnQLjeFhao&feature=related).
Foto: archivo
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